Los europeos, instalados en su burbuja tóxica, ignoran lo que se está debatiendo en EEUU. Los decrépitos políticos del gallinero europeo se quedaron en 1944, bajo el síndrome de un nuevo desembarco de Normandía -que no se repetirá. De un EEUU que ya no puede y que, obligado por las nuevas circunstancias y desafíos, debe preservar sus fuerzas para defender lo suyo. Lo suyo, no lo ajeno. Lo suyo estratégico, no los delirios belicistas de cuatro chiflados europeos, que ladran sin dientes, esperando que el perro estadounidense muerda
Augusto Zamora R., La Haine
Las declaraciones de estas semanas del presidente de Francia, Emmanuel Macron (que pasará a la historia como Napoleón el Mínimo, puesto que a Napoleón III le llamaron 'el pequeño'), proponiendo el envío de tropas de la OTAN a Ucrania provocó, a unos, risa, a otros, estupefacción. Todos a una, los lideres del atlantismo se apresuraron a desmentir tal temeridad. Hace pocos días, el señor Macron dijo que andaba -como hace siglos con las cruzadas-, buscando aliados que quisieran enviar conjuntamente tropas a Ucrania. Idea de Napoleón, que reclutó soldados de España a Polonia, para formar su Grande Armée, pues con los soldados que daba Francia no había ni para empezar el desfile. El tema suscitado por el presidente francés, debe decirse, no es nuevo.
Desde el inicio de la operación rusa en Ucrania no han faltado dirigentes, expertos y militares occidentales invitando a una confrontación directa con Rusia, que, no lo olvidemos jamás, es la primera potencia nuclear del planeta. Se sucedían aquellas propuestas con tal asiduidad que merecieron numerosos comentarios en EEUU, de los cuales vale la pena recordar el más reciente, escrito por Doug Bandow, miembro destacado del Instituto Cato (derecha dura) y ex asistente especial del presidente Ronald Reagan, titulado "Trump es directo y tiene razón sobre la OTAN".