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miércoles, 13 de enero de 2021

TPP-11 y la soberanía de mercado en Chile

Andrés Kogan Valderrama, ChileMejorsinTLC

Luego que el desgobierno de Sebastián Piñera, el cual ha llegado a una aprobación ciudadana del 7%, nuevamente comete una torpeza en su pobre gestión, al poner en suma urgencia la aprobación en el Senado del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Internacional (TPP-11).

Un anuncio que ha sido defendido por el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Andrés Allamand, quien hace solo unos pocos meses atrás planteaba su rechazo a firmar el Acuerdo de Escazú, aludiendo paradójicamente a razones de soberanía nacional, ya que el país podía ser llevado a tribunales internacionales por su no cumplimiento.

viernes, 31 de agosto de 2018

El pacto comercial entre Estados Unidos y México tiene como objetivo atacar a los rivales de Washington y la clase trabajadora

Keith Jones, wsws

El anuncio del presidente estadounidense Donald Trump el lunes de un acuerdo comercial bilateral entre Estados Unidos y México que reemplazará al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es un juego de poder económico y geopolítico con grandes ramificaciones, no solo para Canadá, Estados Unidos y México, sino para las relaciones económicas e internacionales a nivel global.

Los detalles finales del pacto comercial México-Estados Unidos aún no se han completado, y lo acordado aún no se ha hecho público. Sin embargo, está claro que la administración de Trump ha arrebatado importantes concesiones de México que afectan la energía, los servicios financieros, la propiedad intelectual y el sector del automóvil.

Trump y sus asesores de alto rango se esforzaron por enmarcar el anuncio del lunes como una amenaza dirigida a Canadá, y el presidente estadounidense declaró que el TLCAN estaba muerto y que Canadá podría unirse al nuevo acuerdo entre Estados Unidos y México solo si negociaba "de manera justa", es decir, bajaba la cabeza ante las principales demandas de los EEUU.

"Creo que con Canadá, francamente, lo más fácil que podemos hacer es penalizar a su producción de automóviles destinada a EEUU", dijo Trump, refiriéndose a su amenaza de imponer un arancel del 25 por ciento a las importaciones de automóviles desde Canadá. "Es una enorme cantidad de dinero", continuó, "y es una negociación muy simple... Pero creo que les daremos la oportunidad de tener un acuerdo por separado. Podemos tener un acuerdo por separado o podemos ponerlo en este trato”.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Rebautizar el Nafta no salvará a Trump

Alejandro Nadal, La Jornada

En 1998 el director de General Electric, Jack Welch, hizo una declaración reveladora. Lo ideal, dijo, sería que tuviéramos cada planta en una barcaza y que la pudiéramos mover siguiendo los movimientos de las divisas y los cambios económicos. Eran los años en que cientos de empresas optaban por instalarse en países como China o México para "aprovechar los cambios económicos", eufemismo que significaba mano de obra barata.

El sueño de tener plantas industriales en barcazas para escoger el espacio más rentable para atracar tenía un paralelo en el mundo de la especulación financiera. Ahí los flujos de capital pueden decidir entre distintos destinos en función de las disparidades de tasas de inflación, tipo de cambio y tasas de interés, y migrar de un lugar a otro sin mayores problemas. Pero la fantasía de la economía de las barcazas se pudo hacer realidad mediante los acuerdos comerciales que dieron estabilidad para erigir plantas industriales en los países con mano de obra barata.

Pasados escasos 20 años, un narcisista director de negocios inmobiliarios y productor de un reality show tuvo el instinto de leer las emociones de los principales afectados por la globalización neoliberal. Donald Trump pudo interpretar los sentimientos de parte importante del electorado estadounidense, que se había sentido traicionada por la economía de las barcazas y creía que la historia los había dejado atrás. La retórica vulgar y populachera del Donald hizo el resto y así llegó a la Casa Blanca.

domingo, 17 de junio de 2018

El final de la era multilateral: EEUU sobre todos y fuera del juego

Oscar Ugarteche, Armando Negrete, Alai

La llegada de los republicanos al poder en enero del 2017 auguraba una profundización de las políticas unilaterales promovidas por los demócratas. Lo que ha sorprendido al mundo es la agresividad con la que el jefe de Estado norteamericano actual anuncia su política exterior y sus efectos sobre el multilateralismo; creado por el propio EEUU al final de la primera guerra mundial e instalado en 1944 como la esencia de la Pax Americana y el orden mundial de post guerra. Todo apunta a que estamos al final de ese orden mundial multilateral de segunda post guerra, como señala Slavoj Žižek, y que estamos entrando en una etapa de confrontación directa para tratar de reafirmar el liderazgo estadounidense ante su pérdida de hegemonía. Está logrando lo inverso.

Desde el punto de partida del G6 en 1975, cuando los jefes de Estado y de gobierno de Francia, Alemania Occidental, EEUU., Japón, Reino Unido e Italia discutieron el impacto del precio del petróleo, la crisis financiera y las vías para salir de la recesión; hasta el primero de marzo de 2018, cuando el presidente de EEUU anunció la imposición de tarifas arancelarias a las importaciones de acero y aluminio estadounidenses, los acontecimientos económicos internacionales han modificado las reglas de intercambio, los mercados, los acuerdos comerciales, las prácticas diplomáticas y las instituciones del comercio mundial. En ese periodo se creó la OMC, el TLCAN, el MERCOSUR, se vigorizó el ASEAN, llegó y se fue el UNASUR, y se anunció la integración africana. El G6 se volvió G7, con la incorporación de Canadá en 1976. Casi una década después de la refundación de Rusia, esta fue invitada pero como G7+1. Ese 1 no tiene nada en común con el resto, y queda a la voluntad de los miembros plenos invitarlo o no. Lo significativo es que si no hay consenso para su permanencia, el uno puede ser dejado de lado.

miércoles, 25 de octubre de 2017

TLCAN: el lobby automotriz vs Trump

Alejandro Nadal, La Jornada

La terminación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) se consideraba poco probable hace unos meses. Pero conforme avanzan las negociaciones al respecto, el perfil de esa posibilidad empieza a vislumbrarse de manera más nítida en el horizonte. Desde el comienzo de las pláticas el representante de comercio estadounidense, Robert Lighthizer, dejó claro que el objetivo no era introducir modificaciones de cosmético o poner al día los capítulos secundarios del tratado. Lo que se busca, dijo, es el rediseño sustancial del tratado para hacerlo más justo.

En su más reciente rueda de prensa Lighthizer declaró que sus contrapartes no han indicado estar interesados en realizar los cambios que se necesitan para reducir el déficit comercial que enfrenta Estados Unidos (EEUU). Esas palabras podrían ser parte de una estrategia de diálogo, pero también pueden ser el anuncio de que se busca torpedear las negociaciones para provocar la salida del TLCAN. La reciente propuesta del equipo de EEUU de que el tratado sea revisado cada 5 años es vista por los inversionistas como la amenaza que confirma lo anterior.

Existen poderosos grupos económicos en Estados Unidos interesados en impedir el derrumbe del tratado. Entre los más fuertes se encuentra la industria automotriz. Esta semana se ha manifestado una coalición de los principales productores de esa rama con la finalidad de convencer a la Casa Blanca de que el acuerdo comercial ha sido fundamental para la producción y la creación de empleos en el complejo automotriz.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Los nuevos acuerdos comerciales de la UE, como continuación de las políticas neoliberales globales

Marina Albiol - Pablo Jiménez, Público

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, hizo el pasado 13 de septiembre balance del Estado de la Unión Europea en Estrasburgo y estableció los objetivos para el curso político que ahora se inicia. Además de sus loas a la supuesta recuperación, que mantiene en situación de pobreza severa a 40 millones de europeos, su apoyo al euro, la unión bancaria y su propuesta de aumentar las expulsiones de migrantes, reiteró la posición de la Comisión Europea sobre los acuerdos comerciales con otros países. Mantiene, como apuesta fuerte de su presidencia, la firma de nuevos tratados, siguiendo la estela del recientemente firmado con Canadá (CETA), aunque aún no ratificado por todos los parlamentos estatales. En concreto, Junker pidió a los Estados miembros su autorización para empezar a negociar nuevos acuerdos comerciales con diversos países, citando a Australia y Nueva Zelanda, además de seguir negociando con aquellos cuyos procesos están abiertos.

Los llamados tratados de libre comercio son escasamente conocidos por la población en general, a pesar de la enorme repercusión que tienen sobre su vida. Indudablemente, este hecho no es casual, sino que sus contenidos son conscientemente ocultados por quienes los negocian, conocedores de a quién favorecen realmente.

No obstante, dos de ellos, el TTIP y el CETA, sí han tenido cierta repercusión mediática, lo que ha propiciado que se conociera, aunque de forma muy superficial, cómo son este tipo de tratados entre la Unión Europea y otros países.

Desafortunadamente, lo que no sabe la población en general es que existe una lista extensa de acuerdos ya sea firmados, en fase de negociación, en espera de apertura de las negociaciones o paralizados – por distintos motivos-, pero no suspendidos, con otros países de todos los continentes, y que repasamos a continuación.

jueves, 17 de agosto de 2017

Gran eclipse sobre el TLCAN

Alejandro Nadal, La Jornada

La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte comienza hoy. Las condiciones han cambiado mucho desde los primeros intercambios que habrían de dar forma al TLCAN. Por aquellos tiempos los negociadores de los tres gobiernos, convencidos de las extraordinarias bondades del libre comercio, repetían sin cesar que el nuevo acuerdo comercial sería un rotundo éxito.

La prensa internacional de negocios se derretía en elogios sobre las novedades del pacto, el primero que involucraba países de muy distinto grado de desarrollo. El contenido del tratado iría mucho más lejos de la simple desgravación arancelaria o la eliminación de un sistema de cuotas y abarcaría temas sobre inversiones directas, política industrial, propiedad intelectual, compras de gobierno, regulaciones del sector servicios, así como un capítulo sobre solución de controversias. Carla Hills, representante de comercio de Estados Unidos, repetía sin cesar que con el TLCAN todas las partes saldrían beneficiadas y la prosperidad alcanzaría a todos los habitantes de América del Norte. El gobierno mexicano le hacía coro con la idea de que nuestro país entraría de lleno al primer mundo. Y la promesa de las reformas pro-mercado que introducía el gobierno de Salinas supuestamente garantizaban un proceso de crecimiento de largo alcance.

jueves, 29 de junio de 2017

¿Renegociar o abandonar el TLCAN?

Alejandro Nadal, La Jornada

Durante su campaña electoral, Trump hizo múltiples referencias a la necesidad de renegociar o incluso abandonar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN). Ya instalado en la Casa Blanca, la retórica sufrió ajustes y pequeños cambios de forma, pero en el fondo se mantuvo el mismo mensaje.

El presidente de Estados Unidos usó la retórica en contra de éste y otros tratados comerciales como estrategia electoral demagógica basada en el tema de la pérdida de empleos estadounidenses. Lo que logró Trump fue construir chivos expiatorios con un fuerte ingrediente de racismo.

Más allá de algunas declaraciones de índole general, el gobierno mexicano no ha dado a conocer cuál sería la estrategia en caso de abrirse las negociaciones para revisar el tratado. Lo cierto es que el desplante demagógico de Trump tomó por sorpresa a los funcionarios mexicanos, tan acostumbrados a pensar que el TLCAN era el ancla que mantendría fijo el modelo neoliberal en México.

viernes, 26 de mayo de 2017

La agroindustria y el CETA

Marina Albiol, Pablo Jiménez, Público

Cuando hablamos del CETA y otros acuerdos comerciales similares como el TTIP o el TiSA, es frecuente referirnos a las consecuencias que tienen estos sobre los derechos sociales y laborales, sobre la merma de estos derechos que conllevará aún más, después de esta década de recortes, a la precarización de la calidad de vida de las clases populares. Puede que estos aspectos del tratado, así como los peligros de dar carta blanca a los inversores, sean los más conocidos, si es que podemos dar por conocido aquello que no ha dispuesto de la menor transparencia.

También tiene cierta relevancia informativa en relación con el mundo agrario la entrada de alimentos transgénicos, de carne hormonada y de aves sacrificadas desinfectadas mediante productos clorados. Pero esta cuestión, ya de por sí grave, encierra algo de capital importancia para el mundo agroganadero. Algo que no solo afecta a los territorios europeos y canadiense sino que puede alcanzar proporciones globales al servir de modelo para otros tratados regionales o bilaterales, algo al que el, de momento, suspendido TTIP no es ajeno.

Nos referimos al tipo de agricultura y ganadería que se va imponiendo a escala global, al tipo de alimentación que nos obligan a consumir. A lo que estamos asistiendo con el CETA es a la unificación de los modelos productivos entre las partes signatarias del acuerdo comercial o más concretamente a la imposición de los modelos de carácter agroindustrial sobre los tradicionales. Si bien ambos modelos hoy día están sujetos a las lógicas de la oferta y la demanda del mercado capitalista, en Europa, en mayor medida que Canadá, se mantiene aún en muchas explotaciones agrarias, aunque en retroceso, una producción pluriespecífica centrada en lo local, fijada al territorio, con empleo familiar, sistemas cooperativistas y significativa cuota de elaboración ecológica, mientras que en Canadá predomina otro modelo basado en producciones intensivas, monoespecíficas, reducida mano de obra y alta tecnologización, utilización masiva de fitosanitarios y pesticidas y alejadas de los centros de consumo. Esto no significa que la agroindustria no esté instalada en Europa , todo lo contrario ya que, desde finales de los años 80 y más concretamente desde la creación de la OMC (1995), se ha optado por la máxima liberalización del mercado agroalimentario sustentada en el apoyo a las grandes empresas productoras y de la gran distribución. Pero en Europa aún se mantienen estas prácticas tradicionales en el manejo de la biodiversidad y de los recursos naturales que hacen que su modelo pueda diferenciarse, aunque sea de forma parcial, del agroindustrial y que por ello está en el punto de mira de un tratado como el CETA que opta por la concentración del negocio alimentario en multinacionales de este sector y a la supeditación del resto a sus reglas, cuando no a la simple aniquilación.

miércoles, 8 de febrero de 2017

El TPP, las transnacionales y Trump

Hedelberto López Blanch, Rebelión

La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump de excluir a su país del Tratado Transpacífico (TPP) no ha tomado por sorpresa a los otros 11 miembros, pero sí ha creado muchas interrogantes sobre cómo responderán las grandes compañías transnacionales que aspiraban a controlar una parte importante del mercado mundial. Trump cumplió su promesa pre electoral al firmar el decreto sobre el TPP, Tratado que ya había sido suscrito, en febrero de 2016 por los 12 países que lo integran (Estados Unidos, Japón, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, Nueva Zelanda, México, Perú, Singapur y Vietnam) pero que aún no ha sido ratificado por sus respectivos Parlamentos.

En total abarca el 40 % de la economía mundial, el 30 % de las exportaciones globales, el 25 % de las importaciones, y reúne a 800 millones de consumidores.

martes, 24 de enero de 2017

Donald Trump retira a Estados Unidos del TPP


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una orden ejecutiva para retirar a ese país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), un ambicioso y polémico tratado que buscaba dar forma al mayor bloque económico del mundo.

En la primera jornada completa de trabajo del nuevo mandatario en la Casa Blanca, tras haber sido juramentado como presidente el viernes pasado, Trump además aprobó otras dos medidas ejecutivas:
  • Una orden para congelar las contrataciones del gobierno federal, con excepción de las que realicen las Fuerzas Armadas.
  • Una prohibición para que reciban fondos federales las ONG internacionales que realicen abortos u ofrezcan información sobre esta posibilidad. También niega el financiamiento público a los grupos que hacen lobby a favor de la legalización del aborto o que lo promueven como un método de planificación familiar.
El TPP fue suscrito en febrero de 2016 por 12 países que, juntos, representan el 40% de la economía mundial y casi un tercio de todo el flujo del comercio internacional. Entre ellos, se encuentran tres naciones latinoamericanas: Chile, México y Perú.

El TPP fue uno de los temas centrales en materia de comercio exterior del gobierno de Barack Obama, despedazado por Trump en su primer día de gobierno. La salida de Estados Unidos del TTP fue una de las promesas de Trump durante la campaña presidencial quien, al firmar la decisión ejecutiva señaló que era "Una gran cosa para los trabajadores estadounidenses". Muchos estudios señalaron que el TTP era "un desastre potencial para el país", por el daño al sector manufacturero. Obama nunca atendió a esos informes y siguió con el TTP pese a saber que favorecen solo a las grandes trasnacionales.

Con el retiro de Estados Unidos se hace dificiol que el tratado entre en vigor, pese a haber sido ratificado por algunos países que lo negociaron con ciego entusiasmo como Japón, Malasia, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, México, Chile y Perú.

viernes, 6 de enero de 2017

Trump y la renegociación del TLCAN

Alejandro Nadal, La Jornada

Aprovechando el descontento provocado por la pérdida de empleos en el sector manufacturero de la economía estadunidense, una de las más insistentes promesas de campaña de Trump fue la de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). La ironía es interesante porque uno de los principales objetivos del gobierno mexicano al negociar ese tratado fue consolidar el modelo neoliberal que se estaba imponiendo en nuestro país. Reformar la legislación mexicana podía ser fácil de lograr, pero renegociar un tratado internacional con Estados Unidos siempre sería visto como una barrera infranqueable. Hoy la presión para renegociar proviene directamente de Washington.

El TLCAN fue un tratado pionero que precedió a los Acuerdos de Marrakech que dieron origen a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Temas como derechos de propiedad intelectual, subsidios, medidas sanitarias y fitosanitarias, energía, servicios financieros y los derechos de los inversionistas, fueron incluidos en el TLCAN y sirvieron de ejemplo para los acuerdos medulares de la OMC. El resultado fue un acuerdo que sólo benefició a las grandes corporaciones de los tres países.

martes, 13 de diciembre de 2016

No hay que llorar por la muerte de los acuerdos comerciales

Los acuerdos comerciales más nuevos incorporan reglas que están esencialmente destinadas a generar y preservar las ganancias de las instituciones financieras y las empresas multinacionales a expensas de otros objetivos políticos legítimos
Dani Rodrik, Project Syndicate

Las siete décadas que transcurrieron desde el fin de la Segunda Guerra Mundial fueron una era de acuerdos comerciales. Las principales economías del mundo estuvieron en un estado perpetuo de negociaciones sobre comercio y concluyeron dos acuerdos multilaterales importantes a nivel global: el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, por su sigla en inglés) y el tratado que estableció la Organización Mundial de Comercio. Por otra parte, se firmaron más de 500 acuerdos comerciales bilaterales y regionales –la gran mayoría de ellos desde que la OMC reemplazó al GATT en 1995–.

Las revueltas populistas de 2016 casi con certeza pondrán fin a esta actividad frenética de firma de acuerdos. Si bien los países en desarrollo pueden aspirar a implementar acuerdos comerciales más pequeños, los dos principales acuerdos sobre la mesa, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por su sigla en inglés) y la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI), están prácticamente muertos tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Vicecanciller alemán da el TTIP por fracasado

El ministro de Economía y vicecanciller de Alemania, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, sostiene que las negociaciones para firmar un tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos han fracasado

En una entrevista concedida a la televisora pública alemana ZDF, el ministro de Economía y vicecanciller de Alemania, Sigmar Gabriel, dio por enterradas las conversaciones para firmar un tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos. “Las negociaciones con Washington han fracasado de facto porque no podemos capitular como europeos ante las demandas estadounidenses”, dijo el político socialdemócrata en el programa que será transmitido en Alemania en la noche de este domingo (28.8.2016). “No ha habido ningún movimiento en este asunto”, recalcó Gabriel.

La Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión permitiría la creación de la mayor zona de libre comercio del mundo, con unas 800 millones de personas, pero ha generado mucha crítica y reparos a ambas orillas del Atlántico. Las negociaciones fueron puestas en marcha hace tres años. Sus defensores alegan que el llamado TTIP, por sus siglas en inglés, crearía empleo y mejoraría el crecimiento, pero los críticos temen que diluya las medidas de protección al consumidor y facilite a las grandes compañías soslayar las leyes nacionales. Gabriel defendió, por el contrario, el planeado acuerdo con Canadá, conocido como CETA.

El vicecanciller alemán lamentó que muchas veces se confunda al CETA con el TTIP. “El debate ha sido muy difícil; se metió al acuerdo con Canadá en el mismo saco que el acuerdo con Estados Unidos y eso es un error”. Para el 17 de septiembre han sido convocadas en varias ciudades alemanas protestas contra ambos acuerdos.
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Deutsche Welle
Ver: Cientos de miles de europeos protestan contra el TTIP y el CETA en las calles de Alemania

Cientos de miles de europeos protestan contra el TTIP y el CETA en las calles de Alemania


Decenas de miles de manifestantes salieron a las calles de Berlín y otras seis ciudades de Alemania, en protesta contra los proyectados acuerdos de libre comercio de la Unión Europea (UE) con Estados Unidos (TTIP) y con Canadá (CETA). La marcha arrancó sobre el mediodía en la berlinesa y céntrica Alexanderplatz en dirección hacia el antiguo sector este de la capital alemana, con unos 30.000 participantes, según las primeras estimaciones policiales.

La jornada de movilización había estado convocada por sindicatos, organizaciones medioambientales y también colectivos religiosos, según los cuales tanto el TTIP como el CETA derivarán en daños ecológicos, rebajarán los estándares sociales y cualitativos europeos. En otras ciudades del país, entre ellas Colonia, Hamburgo y Fráncfort, se habían programado marchas similares a lo largo de todo este sábado.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Francia entierra el TTIP

Alejandro Nadal, La Jornada

La historia de la liberalización comercial a nivel mundial no es muy larga. Desde la posguerra se sucedieron diferentes rondas de negociaciones multilaterales al amparo de los Acuerdos generales sobre aranceles y comercio (GATT). Pero el momento decisivo vino con la ronda Uruguay, que culminó con los Acuerdos de Marrakech (1994) y el nacimiento de la Organización Mundial de Comercio.

El objetivo del lobby mundial de grandes empresas multinacionales y centros financieros se logró ampliamente en 1995. No sólo se obtuvo la reducción de aranceles y la casi desaparición de las restricciones cuantitativas para todo tipo de productos, sino que también se consiguió ampliar lo que se llamó la agenda de los acuerdos comerciales. En efecto, la cobertura de dichos acuerdos había quedado restringida a lo que fue su tema medular desde 1947: aranceles, cuotas, subsidios y prácticas comerciales desleales. Pero en Marrakech se introducen otros temas en la agenda: inversiones, requisitos de desempeño, propiedad intelectual, compras de gobierno y servicios financieros, entre otros. Junto con la intervención activa del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, la OMC terminó por consolidar los dogmas del Consenso de Washington en la segunda mitad de los años noventa. Se impuso la privatización de todo tipo de servicios públicos (desde la salud y educación) y se restringió la aplicación de políticas para el desarrollo industrial y agrícola.

martes, 30 de agosto de 2016

Francia y Alemania cuestionan la negociación con EEUU para el TTIP


Las dos mayores potencias de la Unión Europea (UE), Francia y Alemania, cuestionan abiertamente la marcha de las negociaciones con EEUU sobre el tratado de libre comercio entre ambas zonas, conocido por sus siglas en inglés TTIP, hasta el punto de plantear hacer borrón y cuenta nueva. Estos dos países no dicen que no haya un tratado con los estadounidenses, sino que plantean abrir otra etapa de negociación distinta "sobre bases nuevas".

Así se ha expresado este martes, el secretario de Estado del Comercio Exterior de Francia, Matthias Fekl, al asegurar que París va a pedir formalmente a sus socios europeos a finales de septiembre el fin "puro, simple y definitivo" de las negociaciones. La intención es "reiniciar las negociaciones sobre nuevas bases con Estados Unidos, bases modernas". Dos días antes, el ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, reconoció que el proceso estaba "de facto por fracasado".

"Tiene que haber un final claro, limpio y definitivo", subrayó Fekl en una entrevista a la emisora de radio RMC en la que justificó esta posición porque desde el comienzo esas conversaciones transatlánticas se han llevado a cabo "con opacidad" y han generado "mucha desconfianza y miedo".

martes, 26 de julio de 2016

Del multilateralismo al neoregionalismo


Oscar Ugarteche, Jorge Arturo Luna, Alainet

El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) es el tratado comercial plurilateral más grande (12 países miembros) desde el Tratado de Ottawa de Cooperación Imperial de 1932 (58 estados miembros) por el que se fortalecía el Imperio Británico y se consolidaba la zona monetaria de la libra esterlina. El TPP, incluye a Estados Unidos, Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, quienes en total suman cerca del 40% de la economía global. De esto, Japón y Norte América suman las cuatro quintas partes.

No es el tamaño del acuerdo ni su concentración lo que sorprende, sino la forma en la que se han llevado a cabo las negociaciones y los alcances que podría tener. En general si hay algo que esconder es una mala señal en los tiempos de la transparencia. En términos comerciales de bienes no ofrece nada nuevo y poco adicional dado que existen TLC entre casi todos los 12 países miembros y entre éstos y Estados Unidos con pocas excepciones como Australia y Nueva Zelandia. En esto es análogo al Tratado de Ottawa de 1932, siendo Gran Bretaña el centro del acuerdo de la época y sin excepciones.

Evocando el acuerdo de 1932 dice Obama en el Washington Post “El mundo ha cambiado. Las reglas cambian con él. Los Estados Unidos y no China, debería de escribirlas.” Obama enterró el multilateralismo de la OMC con esa frase y está listo a que Estados Unidos de manera unilateral defina las reglas. Quizás como el acuerdo de 1932 deba ser bautizado como un “acuerdo imperial”. De todos modos es un acuerdo que señala al debilitamiento del multilateralismo. La manera de las negociaciones quizás señala hacia la privatización de la gobernanza global. No se negocia como un acuerdo público sino como acuerdos privados.

miércoles, 1 de junio de 2016

El TTIP peligra: la Comisión Europea duda de la voluntad de los socios de aprobar el acuerdo


¿Estáis seguros de que queréis el TTIP? Quizá no sean las palabras exactas que pronuncie Jean Claude Juncker, pero ése es el fondo de la ronda de consultas a la jefes de estado y de Gobierno de la UE que el presidente de la Comisión Europa realizará durante las reuniones del Consejo de Europa que tendrá lugar en junio. Los últimos acontecimientos han hecho dudar a los líderes de las instituciones europeas de que tengan sentido las arduas negociaciones con EE UU para cerrar un acuerdo.

La filtración de los documentos que se discutieron en la 12ª ronda de negociaciones del acuerdo entre las delegaciones de la UE y EE UU por parte de Greenpeace preocupó a la Comisión Europea, que hizo todo lo posible por minimizar su efecto. La secretaria de Comercio, Cecilia Malmström, calificó como de “tormenta en un vaso de agua” las revelaciones y explicó su convencimiento de que es “normal que cada parte quiera sacar el máximo provecho en las negociaciones” para después negar que las filtraciones hayan mostrado que el tratado ha entrado en vía muerta.

Pero el empeño de Malmström choca con el escepticismo que ha llevado a Juncker a plantearse si los Gobiernos europeos realmente están dispuestos a presentar el TTIP a sus poblaciones. Las últimas y más sorprendentes dudas han sido el de Sigmar Gabriel, ministro alemán de comercio, que aseguró el domingo que Alemania "no quiere ser parte de un mal tratado". Gabriel incluso se ha llegado a cuestionar si Angela Merkel, junto con Obama la principal valedora (electa) del acuerdo, tiene razón en intentar acelerar las negociaciones.

Gabriel seguía a François Hollande, que a principios de mayo declaró que en el estado de las negociaciones actual, Francia dirá que no al tratado. Las principales razones de esta negativa por parte de Francia son las transformaciones que tendría en materia de normas sanitarias, alimentarias, sociales, culturales y medioambientales.

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martes, 31 de mayo de 2016

Tensiones entre la UE y EEUU por el TTIP


El futuro del Tratado para la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (a secas, TTIP) está en riesgo. Bruselas y Washigton se han enzarzado en una guerra de correos electrónicos en los que se acusan mutuamente de no querer dar su brazo a torcer para que el polémico acuerdo, que se ha ocultado sistemáticamente a los ciudadanos de la Unión Europea, salga adelante.

En una información publicada por Politico, se da cuenta de un correo electrónico enviado el pasado viernes por la Comisión a los 28 embajadores de los respectivos estados miembro de la Unión, en el que se advertía de que si Estados Unidos no cambia su postura actual, sería imposible que los negociadores de ambos lados del Atlántico firmen un acuerdo antes de que Barack Obama abandone la presidencia de Estados Unidos, en enero de 2017.

La Comisión hace además una crítica expresa y directa al embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, Anthony Gardner, que sólo dos días antes había escrito su propio correo a los representantes permanentes de los 28.

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